CUANDO…
Cuando
dejemos de cavar trincheras
de
cerrar puertas, levantar murallas,
cuando
olvidemos las monedas sucias
y el
agujero de los perseguidos
un
polen santo sobre las heridas
hebra
por hebra, tejerá una trenza
con
dedos mansos y tacto de estrellas,
un
relicario de amor, sin banderas.
Porque
la aurora de la infancia canta
el
indecible perfume del alma
que
aparta el nervio de las tempestades,
será
una meta retornar al niño,
al
alfabeto de los campanarios
al
golpe de blancura y de inocencia,
como
el árbol doncel que en primavera
se
engalana de flores y de mieles.
Cuando
podamos derrotar la fiera
la
atmósfera de azufre de la ciénaga,
el
regusto del odio, la aspereza
del
orgullo que arrasa corazones,
desde
el subsuelo brotaran raíces
de
compasión y humano regocijo
por
la Paz que despliega sus caireles
desde
una catedral de manos juntas.
Cuando
todos comprendamos que la vida
es
milagro de materia sagrada,
silenciará
la guerra su argumento
y el
hombre, como un cáliz renovado
será
el vino y el pan, será el mañana,
con la sombra de Dios a su costado.
Elena Pahl
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